El Blog de Sara Hernández

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Acuerdos para un reto: la regeneración democrática

Sin duda nos está tocando vivir un momento crucial y determinante para nuestro futuro. Ante él, los socialistas tenemos, más que acreditado, que sabemos estar a la altura de las circunstancias políticas y sociales. El PSOE siempre ha estado en la vanguardia, liderando los cambios y las transformaciones en este país, desde las primeras elecciones democráticas de 1977.

Somos dignos herederos de nuestra historia pasada, tenemos principios claros, defendemos nuestros valores; esos mismos valores que nos han ayudado a avanzar en igualdad, en libertad y en derechos durante más de 30 años en nuestro país. Y sobre esta base puedo decir que somos el único partido capaz de formar un Gobierno fuerte en España, porque somos el primer partido del cambio.

El Partido Popular, en su soledad, solo puede regenerarse desde la oposición. La impunidad con la que han actuado durante años les hace merecedores de la bancada de la oposición en el Parlamento, sin perjuicio, claro está, de las responsabilidades legales oportunas.

Desde Madrid, conocemos bien el significado de los gobiernos corruptos y asfixiantes del Partido Popular. El saqueo generalizado a las arcas públicas de los más populares dirigentes madrileños, como en el caso Púnica o Gürtel, han tenido su sede central en la calle Génova.

Por desgracia los socialistas madrileños hemos perdido la capacidad de asombro, pero no la de la indignación con el goteo diario de nuevos casos de corrupción del Partido Popular. Un partido corroído hasta sus entrañas por la corrupción, no puede estar al frente de ningún proceso de regeneración democrática.

Rajoy se ha escondido, y no es nada nuevo, así lo ha estado haciendo durante toda la legislatura. Primero detrás de sus ministros, después tras una pantalla de plasma. Frente a esa actitud propia de un escolar de primaria, desde el PSOE hemos dado un paso hacia adelante para convertirnos en la referencia real de las políticas progresistas y reformistas en España.

Ahora más que nunca debemos transmitir nuestra confianza hacia el equipo que forma la dirección nacional, que debe tener, y tiene, la libertad dentro de los parámetros que fija nuestro programa electoral de llegar a cuantos acuerdos considere necesarios para el bien de los españoles. Después, será la militancia socialista, en un verdadero ejercicio de transparencia y democracia, la que se pronunciará sobre esos acuerdos antes de firmarlos.

Nuestra prioridad son las políticas sociales y de cambio, no los sillones. Es nuestra obligación hablar con todos y transmitir al resto de representantes políticos nuestro proyecto para buscar los puntos de encuentros que sin duda hay. Los que defienden nuevas elecciones le dan la espalda a la ciudadanía española. Las nuevas elecciones deben ser la última opción, supondrían un fracaso colectivo y los ciudadanos nos han convocado de forma clara para el cambio, para el diálogo y para el acuerdo que lo haga posible.

Hablan de plazos los que nunca los han cumplido, hablan de plazos los que usan el chantaje como arma de negociación, hablan de plazos los que ni siquiera piensan que la prioridad es la ciudadanía y la solución a sus problemas y necesidades.

El reto es inmenso, comparable, si acaso, con procesos históricos en nuestro país, como fue la llegada de la democracia. Ahora no nos jugamos acabar con un estado dictatorial, pero sí nos enfrentamos ante el paradigma de un cambio político determinante, como solución a la crisis económica y a sus consecuencias, como ejemplo de la regeneración democrática de la mayoría de los partidos y como baluarte de futuro para la mayoría de españoles que han votado. Y todo ello pasa por el PSOE, pasa por Pedro Sánchez

 

Artículo de opinión publicado el 07/02/2016 en el periódico El País

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/02/05/madrid/1454701998_977653.html

 

Paredes de cristal

Cada día que pasa la política está, afortunadamente, más ligada a la idea de transparencia, al menos para los que entendemos que debe ser así. No se trata de un simple concepto técnico sino del reflejo de una realidad social y humana.

En nuestro día a día, cuando interaccionamos con otras personas, la confianza surge únicamente a través de la transparencia. Desde el señor que atiende en la frutería hasta el fontanero, pasando por supuesto por nuestros amigos, amigas y familiares.

De la gente que miente, que engaña, nunca nos fiamos.

¿Entonces qué es la transparencia en la política para mí? Decir la verdad, escuchar y hablar con mis vecinos siendo sincera, aunque eso en ocasiones implique decir que no.

No, lo siento mucho pero en cuatro años es imposible que en Getafe seamos capaces de crear 10.000 empleos como prometen otros. La solución no pasa por dar cifras, sino por destinar todos los recursos disponibles, muchos más de los que existen ahora, a la formación de las personas desempleadas y de nuestros jóvenes.

Transparencia es justificar los gastos que genera la actividad política en el Ayuntamiento, con facturas. Publicar la agenda de reuniones y actividades de la Alcaldía y no solucionar los temas de Getafe comiendo mariscadas en restaurantes de Madrid.

Tengo la inmensa suerte de haberme podido rodear de personas absolutamente transparentes a lo largo de mi vida. Experiencias, sensaciones y unos valores morales que intento trasladar a la política a diario.

Si los vecinos de Getafe así lo deciden, a partir del 24 de mayo habrá un cambio muy significativo en el Ayuntamiento de Getafe, sus paredes pasarán a ser de cristal.

Sara Hernándes Getafe PSOE

Ilusión

Este es el primer post de este blog, un blog que nace con un solo objetivo: compartir mis reflexiones vitales y políticas con todo aquel y aquella que les parezcan dignos de atención e interés.

Será un nuevo canal de comunicación, sumado a los muchos que las nuevas tecnologías nos ponen a nuestro alcance. Desperdiciarlo sería un error por mi parte, además de una manifiesta ceguera. Pero eso sí, sin olvidar nunca que junto a esta vida virtual existe una vida real, de carne y hueso,  rica y maestra, de la que se nutrirán las reflexiones de este blog.

Ayer por la tarde acompañé a un equipo de baloncesto de Getafe en su debut de temporada, algo que no llamaría en exceso la atención si no fuera porque jugaban (juegan) al baloncesto en silla de ruedas y cada uno de los 40 minutos que dura el partido es un ejemplo de superación ante las adversidades, esfuerzo y compañerismo, de trabajo al servicio de un único objetivo y con la pócima que creo más mágica: la ILUSIÓN.

¿Alguien cree en otro modelo diferente de hacer las cosas y de transformar la sociedad? ¿Este modelo es una utopía, superado por las dificultades del día a día, los personalismos o los ataques continuos? Me aventuro a contestar que no.

Entonces la pregunta que me asalta es otra: ¿cómo hacerlo? ¿Cómo encontrar ese elemento ilusionante y aglutinador al servicio del cual poner todo nuestro esfuerzo conjunto? Y aquí ya no me aventuro a contestar porque sé a ciencia cierta que en este punto es donde se podrían disparar todas las diferencias y matices.

Siendo plenamente consciente de nuestra historia, de las lecciones (buenas y malas) que de ella hemos aprendido, no creo en ese tótem tan repetido por algunos de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Por el contrario creo que estamos en un momento social y político en el que se precisa innovar, poner en práctica nuevas fórmulas de relaciones interpersonales y nuevas formas de hacer, superando  unos roles culturales que en su momento fueron muy buenos pero que ya están desfigurados por estos nuevos tiempos y aquellas nuevas circunstancias.

Desde aquí grito a los cuatro vientos la necesidad de hacer nuestra propia transición, una nueva transición basada en los valores de cercanía, afectividad, de participación democrática y de ayuda mutua, aislando los intentos interesados de capitanear lo que debe ser un trabajo compartido. Estoy convencida que así se crea la ilusión transformadora y nacen las redes sociales reales que nos unen a todos y todas en un frente y objetivo común.

Como dice un buen amigo, reivindiquemos y recuperemos la utopía, escuchemos el latido ahora escondido y volvamos a ilusionarnos nosotros y a ilusionar al resto.

Por cierto, el equipo de baloncesto en silla de ruedas ganó el partido. Toda una declaración de intenciones.

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